Con el foco en la experiencia de los empleados, el bienestar se posiciona como el componente principal hoy de los beneficios.
El salario emocional suena cada vez con más fuerza en las organizaciones, sobre todo en los departamentos de Recursos Humanos. Es que en un contexto de escasez de talento global, y particularmente en la Argentina con una economía inflacionaria, los beneficios pueden ser un elemento distintivo de la empresa, y así generar una mejor experiencia del empleado.
“El salario emocional es un concepto asociado a la retribución al colaborador a través de beneficios de carácter no económico, con el fin de satisfacer sus necesidades personales y mejorar su calidad de vida”, define Gustavo Aguilera, Director de Talent Solutions y People & Culture de ManpowerGroup Argentina.
Este incluye el bienestar emocional y mental, el equilibrio entre la vida familiar y laboral, los valores de la empresa y su compatibilidad con los del colaborador, las modalidades de trabajo flexibles que la organización ofrezca y las oportunidades de capacitación continua que se brinden.
En Argentina, el 73% de los líderes de Recursos Humanos consultados por Talent Solutions ve a la salud y al bienestar de los integrantes de la organización como la prioridad principal, seguida por la necesidad de crear nuevos modelos de trabajo (61%) y en tercer lugar mejorar las habilidades, el aprendizaje y el desarrollo (38%).
En contexto
A su vez, la Argentina tiene un aditamento extra para valorar el salario emocional: una economía inflacionaria. Esto, como se percibe, está teniendo un efecto distorsivo sobre la dinámica del mercado laboral.
“Vemos que las empresas están con un nivel muy alto de rotación, y este fenómeno muchas veces se ve plasmado en las revisiones y ajustes que las empresas suelen realizar periódicamente”, detalla Aguilera.
En este sentido, las organizaciones se ven obligadas a crear estrategias específicas de atracción de talento y a generar ambientes organizacionales más atractivos, además de brindar salarios competitivos.
“Por eso, el salario emocional se ha convertido en una herramienta clave. Las empresas que quieran ser competitivas tienen que prestar atención a las necesidades de las personas a la hora de diseñar sus esquemas laborales e implementar sus políticas de Recursos Humanos para proponer la mejor oferta de valor del mercado laboral”, concluye Aguilera.