Antes de que sea un problema: plantealo

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Publicado el 04/03/22

Muchas veces retrasamos charlas con los líderes para contarles incomodidades o ajustes que necesitamos hacer para coordinar mejor la vida persona y la laboral. Esto puede ser perjudicial si no se habla a tiempo.

El inicio de clases y la necesidad de la nueva organización familiar, el cansancio acumulado de un año atípico, la incertidumbre de lo que viene, las presiones para sostener la productividad. Hasta acá se puede decir que 2021 será un nuevo desafío tanto para trabajadores como para las empresas, por eso es preciso encarar los próximos meses con la mayor concentración y calma posible.  

En este sentido, es probable que existan ahora más motivos para tener que hablar con tus jefes. Por ejemplo, poder expresar los horarios cortados del nuevo esquema escolar. Si bien es posible que uno de los padres pida una licencia, esto también debe ser charlado con los líderes.  

 

Ahora, te contamos qué tener en cuenta a la hora de encarar esta conversación:  

  • Hechos antes que emociones.  Aunque todos sabemos lo difícil que viene siendo este tiempo, es importante que seas preciso en explicar qué es lo que te está impidiendo tener un buen acercamiento al trabajo, incluso si es familiar. No hagas foco en las emociones, sino concretamente en qué te está dificultando tu jornada.  
  • Sentimientos, no lástima. Algo que hasta acá parecía estar en un segundo plano en las conversaciones con los jefes eran las emociones, pero hoy tienen un nuevo espacio, pues a todos nos afectó la pandemia. Si bien es importante que tu líder sepa cómo se sentís, eso no significa apelar a la pena o a victimizarse.  
  • Soluciones, al menos dos. Si lo que necesitás es mover los horarios o cortar más veces tu jornada laboral, expresá eso que requerís y también acercá al menos dos alternativas. Puede ser no ir a la oficina pero estar online, extender tu horario cuando hacés cortes y más.  
  • Entre compañeros. Si el problema por una situación que se está dando en el equipo, recordá que es mejor empezar a hablar sobre qué estás necesitando cambiar para que el grupo funcione mejor, y no solo tu parte. Por eso, antes de pedir la reunión analizá todas las opciones que podés presentar.  

Por último, es mejor tomarse cinco minutos con el líder apenas se siente el malestar, que dejarlo pasar y que se vuelva incontrolable.  

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