Cada día las personas eligen más dónde quieren trabajar. Buscan empresas con las que compartan valores y propósitos.
La escasez de talento es uno de los grandes desafíos que las organizaciones vienen enfrentando, y saben que necesitan volverse competitivas para tener éxito en esta hazaña. Para lograr esto hay un elemento esencial: se trata de la marca empleadora.
Esta es la percepción que tienen los actuales y potenciales empleados sobre una organización como lugar de trabajo. Este concepto abarca todo, desde la cultura organizacional hasta las oportunidades de desarrollo profesional y el bienestar que ofrece la empresa.
En la actualidad, la forma en que una empresa es percibida en el mercado laboral tiene un impacto directo en su capacidad para atraer y fidelizar talento. Como mencionamos, los profesionales no solo buscan un buen salario o beneficios económicos, también valoran la cultura, los valores y el propósito de las empresas.
Si una organización es conocida por tener un entorno de trabajo saludable, promover el desarrollo de sus colaboradores y fomentar el equilibrio entre la vida laboral y personal, es mucho más probable que atraiga a candidatos de alta calidad.
Además, una marca empleadora fuerte reduce el costo y el tiempo de los procesos de selección. Los candidatos más calificados tienden a postularse de forma proactiva cuando perciben que la empresa tiene una cultura atractiva, lo que disminuye la necesidad de realizar búsquedas extensas o costosas para encontrarlos.
También mejora la tasa de permanencia, ya que los empleados que eligen desarrollarse en las empresas que tengan coherencia entre sus valores, su cultura y sus prácticas.
Transparencia y comunicación
Exactamente la integridad de una empresa hoy es clave para fortalecer a la marca empleadora. Ya no puede haber discordancia entre el discurso y la acción, ni tampoco promesas sin cumplir.
Una marca empleadora sólida se construye a partir de la transparencia y la comunicación. Es fundamental que lo que la empresa proyecta externamente esté alineado con la experiencia real de las personas.
Las redes sociales, los portales de empleo y las plataformas permiten que rápidamente los candidatos comenten las malas y las buenas experiencias, incluso durante el proceso de completar formularios para postularse.
Esta democratización de la información permiten que los trabajadores tengan acceso a reseñas honestas de quienes ya trabajan o fueron parte de la organización. Si la empresa promueve una cultura laboral positiva que no se refleja en la experiencia cotidiana de los talentos, esta incongruencia puede dañar gravemente su reputación.
Por eso, las empresas que no invierten en su marca empleadora corren el riesgo de quedarse atrás, especialmente en sectores en los que la competencia por atraer a los mejores profesionales es intensa, como el tecnológico.
Una marca empleadora fuerte no solo facilita el reclutamiento de talentos, sino que también es una herramienta crucial para diferenciase de la competencia y posicionarse como un empleador de elección.
La marca empleadora no es solo un componente accesorio del marketing corporativo; es una estrategia clave para atraer y fidelizar a los mejores talentos. Invertir en construir una cultura auténtica, promover el bienestar y desarrollo de los colaboradores y comunicar de manera transparente esos valores garantizará que las organizaciones sigan siendo competitivas en el complejo y cambiante panorama laboral actual.
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