La transformación no puede prosperar sin el compromiso sincero de los altos mandos. Por qué es importante que trabajen sus habilidades blandas.
En la actualidad las empresas están en plena transformación, una renovación que surge principalmente en el plano cultural. Esto implica que hay que posar la mirada de un modo integral sobre la organización, porque implica que cada departamento evalúe cómo está trabajando y cómo se empapan a los equipos.
Este último punto es esencial: cómo lograr que la transformación llegue a todos los rincones de la compañía. Para cascadear el cambio, es preciso que los colaboradores se involucren, que perciban cómo este movimiento los beneficia.
No hay posibilidad real de cambio si los líderes no están comprometidos con darle a la cultura corporativa una nueva identidad. Y esto puede implicar desde armar equipos más diversos hasta empoderar a los colaboradores y ofrecer modelos de trabajo más flexibles.
Pero, hay un cuidado a tener: se necesita para esto tener líderes que se conozcan, que tengan habilidades blandas desarrolladas y que estén dispuestos a seguir ampliándolas.
¿Por qué? Porque una transformación necesita, en primera instancia, una comunicación fluida y profunda, y también una escucha activa, para saber qué demandan las personas que componen la organización.
Capacitarlos
Obviamente que para que esto sea posible es necesario una capacitación constante por parte de los líderes, quienes deben aprender a guiar a equipos que no todos estarán trabajando en modo presencial, que deben dar herramientas y confiar en colaboradores que muchas veces tendrán mayores conocimientos técnicos que ellos.
Los líderes hoy son los administradores del movimiento, pero también los guardianes de los valores de la compañía, y de que estos lleguen a todos los colaboradores, y también a los candidatos.
Solo garantizando esto será posible una transformación cultural total.
