Momentos de crisis económica como el actual obligan a plantear decisiones que no son las esperadas por los colaboradores. Por qué es importante contar la verdad en estos momentos incómodos.
Cuando un colaborador debe abandonar su puesto de trabajo (ya sea por jubilación anticipada o por un despido), siempre es aconsejable que las compañías ofrezcan acompañarlos en los meses previos.
¿De qué consta ese acompañamiento?
Es un programa de outplacement que los ayuda a prepararse para lo que se viene, tanto si deciden reinsertarse en el mundo corporativo o si prefieren emprender una carrera independiente como consultores, por ejemplo. Esto último es muy común entre quienes forman parte del segmento ejecutivo.
En fundamental acompañar los talentos a lo largo de toda esa transición, incluso en los meses posteriores a su desvinculación, a través de llamados o brindarles sesiones con un coach para fortalecerse ante la nueva etapa que debe encarar.
Esto es una herramienta eficaz para facilitar el reposicionamiento del colaborador en el mercado laboral: hacer un entrenamiento adecuado o elaborar un plan de negocios podría ser útil para los que se van y un mensaje consistente de cuidado para los que se quedan.
Es esencial: trabajar sobre el outplacement. La implementación de estos programas mejora la percepción de la empresa, ayuda a fortalecer su marca empleadora y, además, demuestra a quienes continúan perteneciendo que cada persona es valorada. Esto permite que los talentos perciban una integración entre el discurso organizacional y los hechos.
Para los responsables será un desafío lograr un manejo adecuado de la difícil situación que requiere claridad, profesionalismo y fundamentalmente un enfoque empático, con el propósito de proteger al empleado y alcanzar acuerdos saludables para ambas partes. Los entrenamientos en conversaciones difíciles y negociación aportan a los responsables herramientas y técnicas que contribuyen a este objetivo.
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