Un buen ambiente laboral hace que una empresa se distinga y se vuelva interesante para quienes buscan desafíos y climas que impulsan el desarrollo personal. Cómo lograrlo es el reto de RRHH.
Cuando el contexto externo impacta en los planes de la empresa, hay que saber recurrir a las fortalezas para dar los siguientes pasos. Esto se vuelve más importante aún cuando la fuerza laboral está compuesta por jóvenes, en especial en las industrias IT, quienes tienden a cambiar de trabajo con mayor frecuencia y ante diferentes estímulos. Es entonces que el salario emocional cobra importancia, pues puede ser la herramienta que haga más fácil retener a esos empleados que se distinguen.
Aunque las opciones de estas recompensas pueden ser diferentes en cada organización, hay pautas que aplican a todas, sobre todo cuando se las piensa para cada generación. Así, los millennials valoran siempre la flexibilidad horaria, los cronogramas por objetivos y poder expresarse libremente ante sus líderes. Para los jóvenes ser tenidos en cuenta es mucho más relevante que simplemente ganar un poco más de dinero, ellos necesitan saber que su aporte será un diferencial en el proyecto en el que están involucrados. Quieren y buscan sentir que trabajan cada día para sostener y mejorar su empleabilidad.
Al mismo tiempo, en pleno desarrollo de la transformación digital, ésta se vuelve transversal en las empresas e impregna todas las áreas, incluyendo, claro está, Recursos Humanos. Por eso, los beneficios se vuelven personales y así se los planifica. Por ejemplo, si se busca acentuar las capacitaciones, es válido preguntarse qué tipo de cursos será mejor recibido por cada grupo: ¿tiene un MBA el mismo valor para alguien de 30 que una persona de 40 años?, ¿qué capacidades les faltan a mis líderes?
Otra herramienta que llega de la mano de la tecnología es la gamificación. ¿De qué se trata? De utilizar ciertas reglas o modelos de juegos para aumentar la productividad en tiempos en los que los estímulos positivos escasean. Entonces, se pueden generar premios que respondan a distintos logros (alcanzar un objetivo de negocio, influenciar a más compañeros a través de las redes sociales internas) y que se otorguen de modo personalizado: dos días libres para quienes son padres y frecuentemente los necesitan para ir a los actos escolares, una cata de vino para quien ama al malbec y más.
Por último, así como los consumidores les demandan a las firmas que tomen partido por distintos temas sociales, los talentos también lo hacen. Así, crear una marca empleadora implica ser consciente de las problemáticas que impactan en el cotidiano del staff. Es por eso, que hoy ya se escucha hablar de licencias por violencia de género, manuales antiacoso y programas de RSE que involucran a cada uno de los integrantes de la organización, para que sientan que ellos también hacen la diferencia a futuro.
El conjunto de estas acciones forman el salario emocional, una manera de generar un clima laboral adecuado y contenedor.