Estas tendencias que nacieron en redes sociales tienen su contraparte en los espacios de trabajo. Cómo las viven los talentos.
En los últimos tiempos surgió el concepto de FOMO (el miedo a perderse algo, por su sigla en inglés), y es tan transversal que, por supuesto, también está presente en el mundo laboral. En parte, se da en este contexto de grandes avances tecnológicos y cambios constantes.
El FOMO está muy relacionado con las generaciones más jóvenes, que viven gran parte de sus experiencias a través de la mediación tecnológica. “Sin embargo, la necesidad de sentirse incluidos o de no quedar afuera también aplica a quienes creen que, si no adoptan una cultura tecnológica rápidamente, quedarán expulsados del sistema laboral, social y cultural”, advierte Gustavo Aguilera, Talent Advisor de ManpowerGroup Argentina.
En este contexto, la Generación Silver también experimenta esa necesidad de hiperconexión, impulsada a través de la necesidad imperiosa de incorporar habilidades que les permita mantenerse vigentes y dentro del sistema. “De allí surge el auge de la oferta de capacitaciones y cursos online que prometen hacer a las personas más visibles o con perfiles relevantes, especialmente aquellas que logran incorporar competencias digitales o dominar nuevas herramientas, como la inteligencia artificial”, suma Aguilera.
Del FOMO al JOMO
Ahora bien, toda tendencia tiene una contracara, y en este caso es el JOMO: la alegría de perderse algo. “Promueve la idea de vivir el aquí y el ahora, de reconectarse con la reflexión, el disfrute de los momentos personales y las experiencias más humanas, sin la mediación tecnológica”, define el líder de ManpowerGroup.
“La necesidad de hiperconectividad que trajo la pandemia derivó, con el paso del tiempo, en una reacción casi pendular: la necesidad de desconectar tecnológicamente para reconectar con el ser, cuidar la salud mental y emocional, y reducir los niveles de estrés”, añade Aguilera.
Entonces, para este experto, “la preferencia por quedarse en casa puede entenderse como una respuesta al aumento de la ansiedad, el estrés laboral y la sobreexposición digital. La disrupción tecnológica, aunque puede ser una gran aliada, también nos plantea numerosos desafíos que están profundamente relacionados con el bienestar, la salud mental y el equilibrio entre la vida personal y laboral”.
De hecho, según el informe Acelerar la adaptabilidad: Tendencias laborales 2025, el uso creciente de estas nuevas herramientas puede estar fomentando el agotamiento, con un 77% de los trabajadores sintiendo una mayor carga de trabajo.
“En este contexto, buscar entornos más tranquilos y controlados, como el hogar, puede ser una forma de recuperar equilibrio y bienestar. En este sentido, resulta clave que las empresas incorporen marcos o políticas que promuevan el bienestar de los empleados, garantizando un equilibrio saludable entre la conexión y la desconexión”, indica Aguilera.
Valorar el descanso
Según el mencionado estudio de ManpowerGroup, casi la mitad (49%) de los trabajadores a nivel global afirma experimentar a diario niveles de estrés entre moderado y alto, mientras que solo el 21% considera que su empresa apoya plenamente su salud mental.
“Esta brecha evidencia un costo humano significativo, que se traduce en agotamiento y burnout. En este contexto, el descanso deja de verse como una pausa pasiva para convertirse en un componente activo del bienestar: una herramienta de recuperación emocional y equilibrio”, explica Aguilera.
Entonces, este cambio de hábitos refleja que los jóvenes priorizan el bienestar integral y la flexibilidad por sobre los modelos tradicionales de trabajo. “Ya no se trata solo de conseguir estabilidad laboral, sino de encontrar espacios donde puedan desarrollarse sin resignar su vida personal”, detalla el líder de ManpowerGroup.
Además, hay que mirar el contexto, que a nivel global está marcado por tensiones geopolíticas, lo que dificulta la planificación a largo plazo de las organizaciones.
“Esta falta de previsibilidad impacta en los trabajadores, que conviven con la preocupación por la seguridad de sus empleos y el futuro financiero. La incertidumbre sostenida, combinada con la presión por mantener la productividad en entornos cada vez más demandantes, genera un terreno fértil para el burnout”, dice Aguilera.
Por eso, lejos de estar en una carrera sin control por no perderse nada, son cada vez más los trabajadores que priorizan su bienestar, y quieren trabajar en empresas que estén en la misma sintonía.
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