Son los altos directivos de la empresa, los que toman decisiones y los que establecen las estrategias. Pero también son los que determinan el clima laboral. Qué se necesita para ser bueno en este nivel.
Son aquellos que todos conocemos por siglas: CEO, CFO, CTO, CHRO, CMO, CIO. Y todos tienen en común que son quiénes conforman el C-Level, es decir, los talentos que tienen la responsabilidad de liderar desde lo estratégico, tomar decisiones complejas y ser responsables directos del rumbo de la organización.
Para desempeñarse con éxito en estos puestos, las habilidades técnicas ya no alcanzan. Se requiere de un conjunto de competencias mucho más amplias y sofisticadas: las power skills o habilidades humanas.
¿A cuáles nos referimos? Desde Business Professionals, de ManpowerGroup, te lo contamos en esta nota:
Visión estratégica y capacidad de anticipación
La primera gran habilidad que diferencia a un buen ejecutivo C-Level es su visión estratégica. No se trata solo de conocer el negocio, sino de comprender las tendencias globales, anticipar escenarios futuros y detectar oportunidades o riesgos antes de que se materialicen.
Esto implica tener la capacidad de leer el contexto económico, social, tecnológico y político en el que opera la organización, para alinear la estrategia de largo plazo con la realidad cambiante. Un ejecutivo C-Level debe pensar a varios años vista, tomar decisiones que muchas veces no tendrán resultados inmediatos y saber gestionar la incertidumbre con firmeza y criterio.
Esta mirada global se complementa con la habilidad de conectar todas las áreas de la compañía en torno a los mismos objetivos, generando una visión compartida que alinee esfuerzos, recursos y prioridades.
Liderazgo de alto impacto y gestión de equipos diversos
En el C-Level liderar ya no es solo conducir un equipo directo, sino influir sobre toda la organización. Los líderes de este nivel necesitan inspirar, motivar y alinear a cientos o miles de personas, transmitiendo con claridad el propósito y la dirección estratégica de la empresa.
Además, deben gestionar equipos diversos, multiculturales y multidisciplinarios. La habilidad de integrar distintas miradas, fomentar el debate constructivo y tomar decisiones en base a información plural es un factor clave para evitar puntos ciegos y enriquecer la toma de decisiones.
El liderazgo en el C-Level también implica desarrollar otros líderes. Un buen ejecutivo sabe construir su propio equipo de confianza, potenciar el talento de sus reportes directos y asegurar la continuidad del liderazgo en la organización.
Toma de decisiones complejas y responsabilidad integral
En estos niveles, cada decisión tiene un peso significativo: afecta resultados financieros, reputación, clima interno y relaciones con clientes, inversores y otros stakeholders. Por eso, la capacidad de tomar decisiones bien informadas, rápidas pero reflexivas, equilibrando riesgos y oportunidades, es fundamental.
El ejecutivo C-Level debe ser capaz de analizar información financiera, datos de mercado, proyecciones de negocio y escenarios regulatorios, pero también tener la sensibilidad para evaluar el impacto en las personas, la cultura organizacional y la sostenibilidad del negocio.
La responsabilidad integral también exige transparencia, ética y accountability. En este nivel, no hay margen para la improvisación o la falta de coherencia: las decisiones son observadas, y el ejemplo personal marca el estándar cultural de la compañía.
Inteligencia emocional, resiliencia y comunicación efectiva
Finalmente, el éxito en el C-Level está fuertemente vinculado a la inteligencia emocional. Gestionar la presión constante, los intereses contrapuestos, las crisis inesperadas y los momentos de alta exposición pública requiere equilibrio emocional, autocontrol y empatía.
Asimismo, la capacidad de comunicar de forma clara, honesta y persuasiva es clave: hacia los colaboradores, los accionistas, los medios, los clientes y el ecosistema en general.
Un C-Level debe ser un gran comunicador, capaz de generar confianza interna y externa, construir alianzas y sostener el prestigio institucional de la empresa.
Son aquellos que todos conocemos por siglas: CEO, CFO, CTO, CHRO, CMO, CIO. Y todos tienen en común que son quiénes conforman el C-Level, es decir, los talentos que tienen la responsabilidad de liderar desde lo estratégico, tomar decisiones complejas y ser responsables directos del rumbo de la organización.
Para desempeñarse con éxito en estos puestos, las habilidades técnicas ya no alcanzan. Se requiere de un conjunto de competencias mucho más amplias y sofisticadas: las power skills o habilidades humanas.
¿A cuáles nos referimos? Desde Business Professionals, de ManpowerGroup, te lo contamos en esta nota:
Visión estratégica y capacidad de anticipación
La primera gran habilidad que diferencia a un buen ejecutivo C-Level es su visión estratégica. No se trata solo de conocer el negocio, sino de comprender las tendencias globales, anticipar escenarios futuros y detectar oportunidades o riesgos antes de que se materialicen.
Esto implica tener la capacidad de leer el contexto económico, social, tecnológico y político en el que opera la organización, para alinear la estrategia de largo plazo con la realidad cambiante. Un ejecutivo C-Level debe pensar a varios años vista, tomar decisiones que muchas veces no tendrán resultados inmediatos y saber gestionar la incertidumbre con firmeza y criterio.
Esta mirada global se complementa con la habilidad de conectar todas las áreas de la compañía en torno a los mismos objetivos, generando una visión compartida que alinee esfuerzos, recursos y prioridades.
Liderazgo de alto impacto y gestión de equipos diversos
En el C-Level liderar ya no es solo conducir un equipo directo, sino influir sobre toda la organización. Los líderes de este nivel necesitan inspirar, motivar y alinear a cientos o miles de personas, transmitiendo con claridad el propósito y la dirección estratégica de la empresa.
Además, deben gestionar equipos diversos, multiculturales y multidisciplinarios. La habilidad de integrar distintas miradas, fomentar el debate constructivo y tomar decisiones en base a información plural es un factor clave para evitar puntos ciegos y enriquecer la toma de decisiones.
El liderazgo en el C-Level también implica desarrollar otros líderes. Un buen ejecutivo sabe construir su propio equipo de confianza, potenciar el talento de sus reportes directos y asegurar la continuidad del liderazgo en la organización.
Toma de decisiones complejas y responsabilidad integral
En estos niveles, cada decisión tiene un peso significativo: afecta resultados financieros, reputación, clima interno y relaciones con clientes, inversores y otros stakeholders. Por eso, la capacidad de tomar decisiones bien informadas, rápidas pero reflexivas, equilibrando riesgos y oportunidades, es fundamental.
El ejecutivo C-Level debe ser capaz de analizar información financiera, datos de mercado, proyecciones de negocio y escenarios regulatorios, pero también tener la sensibilidad para evaluar el impacto en las personas, la cultura organizacional y la sostenibilidad del negocio.
La responsabilidad integral también exige transparencia, ética y accountability. En este nivel, no hay margen para la improvisación o la falta de coherencia: las decisiones son observadas, y el ejemplo personal marca el estándar cultural de la compañía.
Inteligencia emocional, resiliencia y comunicación efectiva
Finalmente, el éxito en el C-Level está fuertemente vinculado a la inteligencia emocional. Gestionar la presión constante, los intereses contrapuestos, las crisis inesperadas y los momentos de alta exposición pública requiere equilibrio emocional, autocontrol y empatía.
Asimismo, la capacidad de comunicar de forma clara, honesta y persuasiva es clave: hacia los colaboradores, los accionistas, los medios, los clientes y el ecosistema en general.
Un C-Level debe ser un gran comunicador, capaz de generar confianza interna y externa, construir alianzas y sostener el prestigio institucional de la empresa.
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