Cómo saber si tu jefe es un perfeccionista

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Publicado el 03/03/22

Sentís que nunca colmás sus expectativas o que él podría haberlo hecho mejor: quizá estás ante alguien que tiene a la perfección como ideal. 

Quizá te enfrentes a uno de los desafíos más duros del ámbito laboral: lidiar con un jefe perfeccionista. Por sus características es fácil detectarlos. Son obsesivos, disciplinados y su exigencia está en los niveles más altos. Además, les cuesta delegar el control de los procesos y les cuesta mucho improvisar cuando algo no sale como esperaban. Aunque sus cualidades puedan ser valoradas, quizá te mantengan en un estado de alerta que se vuelva difícil de llevar en el cotidiano. 

Para tener una buena relación con ellos no solo es preciso no fallar, también conocer sus limitaciones para no esperar algo que difícilmente llegará:  

  • Aunque todos sabemos que las generaciones más jóvenes le dan un gran valor al reconocimiento, a los jefes perfeccionistas no les interesa alentar a su equipo, excepto claro, que la tarea haya sido cumplida a la perfección.  
  • Difícilmente deleguen partes del proceso, menos aún las que consideran vitales. Para esto, es necesario ir de menor a mayor, ganando su confianza con trabajos resueltos siguiendo su estilo.  
  • Si tu idea es presentarle una innovación en un proceso, es necesario que le demuestres tu mejora con mediciones y comparaciones. Nada debe quedar librado al azar.   
  • Muchos catalogan cada pedido como urgente. No te dejes captar por su exigencia y empezá a discriminar según tu criterio qué es preciso solucionar ya y qué puede esperar.
  • Querrá saber los avances de cada proyecto continuamente. Adelantate a esto y tené preparados informes que lo dejen con la boca abierta.  
  • Los detalles pequeños pueden hacerlo perder la cabeza. Tenés que recordar que este es un problema de él, no fue una falla de tu parte.  
  • El margen para la creatividad, sobre todo la de su equipo, será escaso. A no desesperar, hay que aprovechar esas pequeñas oportunidades para, poco a poco, ir modificando rutinas.  
  • Pueden no respetar los horarios laborales. Quizá una buena opción sea dejar en claro en qué momentos del día no estarás disponible, para que no te genere culpa no atender ni tampoco un reclamo al día siguiente en la oficina.  
  • Prestá atención a lo bueno: llevará tu rendimiento a lo más alto de tus posibilidades. Aprovechalo, es un gran momento de aprendizaje.