Ya sea delante de tu equipo o en una conferencia, a muchas personas les cuesta enfrentarse ante más de un interlocutor. Te damos trucos para aprender a disfrutar esos momentos.
Muchas veces las responsabilidades del trabajo incluyen ser quienes llevan adelante la comunicación con el equipo. Además, ciertos cargos tienen una complejidad extra: ser voceros de la empresa. El problema es cuando quien tiene que realizar estas tareas sufre ante cada exposición pública que debe hacer. Para ellos, tenemos estos consejos:
- Limpiar la mente: no vale la pena atormentarse con ideas negativas, es importante recordar que de todo se aprende. Es mejor usar parte de memoria para acordarse datos fundamentales y no para castigarse de antemano con ideas del estilo “se van a reír de mi” o “voy a ser un desastre”.
- Sentirse cómodo: si la consigna es participar de un panel o dar una charla, es esencial dar la imagen correcta, pero también que uno se sienta a gusto con la vestimenta, la postura. Un buen consejo es ir a conocer el lugar previamente (15 minutos) para hacerse una idea de qué movimientos podrá tener o cómo debería sentarse.
- Tiempo previo: no existen las personas que se sientan y hablan, todas ellas, aunque parezca que lo hacen de manera natural, antes trabajando sobre sus ideas y discursos. Si es una presentación individual es posible ayudarse con material audiovisual que sirve como ayuda memoria y también da pausas para tomar aire o un poco de agua.
- La primera impresión: la charla se compone de tres momentos: entrada, desarrollo y cierre. Para la primera es preciso ser efectivo, pues en apenas 20 segundos tendrás que haber captado la atención del público. Un modo que nunca falla es empezar con una pregunta que los obligue a pensar en ellos, en lo que están haciendo. Y, para el cierre, es ideal que vuelvas sobre tres puntos importantes de la exposición, para que se vayan todos con lo esencial en sus mentes.
- Entrenamiento: repasar la charla es importante, podés incluso cronometrarla para saber si te está quedando corta o muy larga. Es muy útil filmarse y verse luego, para poder detectar gestos molestos, muletillas y darse cuenta si no se está sosteniendo la mirada con el auditorio (esto último es imprescindible para que exista conexión). Y, además, existen coachs de oratoria que podrían darte grandes consejos y tips para salir a escena.
Por último, tené a mano ejercicios de relajación que podés hacer 5 minutos antes de entrar. Para algunos funciona hacer respiraciones profundas, otros hacen movimientos con las manos, algunos vocalizan. Tendrás que encontrar el apropiado para vos.