Junio es un mes especial para celebrar la diversidad y la inclusión. Cómo trabajar estos temas puertas adentro.
Es necesario empezar por reconocer que se avanzó mucho en materia de inclusión, pero igualmente hay que seguir trabajando para que las políticas de diversidad de talentos sean extensivas en todas las organizaciones. Muchas veces son las multinacionales las que cascadean estas iniciativas hacia sus proveedores, y por eso es importante que todas las firmas las conozcan.
Siempre que inicia junio, declarado el Mes del Orgullo, es un buen momento para volver a trabajar aspectos que quedan inconscientes en cada uno de nosotros, los sesgos que, aunque queramos combatir, siguen activos y pueden jugarnos una mala pasada.
Por eso, apelar a charlas, capacitaciones y a fomentar la escucha activa entre los colaboradores es una buena manera de conocer en qué lugar estamos como organización. ¿Nos animamos realmente a preguntarle a nuestros empleados si somos una empresa inclusiva?, por ejemplo.
Otra pregunta que puede abrir interesantes diálogos es indagar, puede ser en una encuesta anónima, si los talentos se sienten realmente libres de expresar su ser en los horarios de trabajo.
Muchas veces las discriminaciones pueden estar disfrazadas de bromas, pero otras veces son más visibles como problemas de marginación o acoso. Y esto, claro está, va por impactando en los sentimientos de las personas, y por ende en su productividad. Entonces, en definitiva, es un doble problema para la firma.
Además, aún es preciso tener en cuenta que estas oportunidades en las que se abre la posibilidad de hablar puede ser la primera vez que el colaborador o la colaboradora se anime a hablar sobre su vida cotidiana, su identificación o, incluso, a preguntarse sobre cómo se ve.
Que estos temas sean parte de la agenda de la empresa de manera continuada fomenta la comodidad de los empleados, acrecienta la confianza y atrae talentos diversos. En definitiva, instala a la empresa en un presente prometedor.