Cuatro generaciones, un líder

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Publicado el 03/03/22

Baby Boomers, X, millennails y Z, todos conviven en oficinas y compañías. Cada franja etaria tiene sus características y un buen guía debe conocerlas y lograr que amalgamen. 

Tiempo atrás, cuando una nueva generación comenzaba a asomar no tenía dos caminos: o adaptarse a las normas impuestas por la anterior o ir de frente marcando todo aquello que no le gustaba. Pues bien, hoy ese modelo ha quedado obsoleto, pues en cada equipo conviven  cuatro generaciones y el reto no está en desafiar a su predecesora o la siguiente, sino lograr que las diferencias sean las fortalezas de la compañía.  

Tamaña tarea recae, principalmente, sobre las espaldas de los líderes, que son quienes deben conocer a fondo las inquietudes, costumbres y hasta la manera de comunicarse de los integrantes de sus equipos. Por eso, les contamos qué hace falta para que la armonía se produzca.  

 

  1. Igualdad ante todo: 

    Cada uno de las personas de este equipo debe sentir que es tratado de igual manera sin importar su edad, que se lo valora por sus virtudes y que desde éstas es que se busca integrarlo a la tarea. 

  2. Diversidad, la clave: 

    Todos deben entender que cada generación tiene sus preferencias, sus gustos, pero que eso no invalida los de las otras. Es más, si se propicia un intercambio fluido hasta podrían complementarse de una manera natural, incluso, divertida.

  3. Tus gustos, mis gustos: 

    Para aumentar la comunicación y el conocimiento se pueden generar acciones que inviten a los mayores a contar sus experiencias y a los más jóvenes a introducir su nuevo vocabulario, por ejemplo. 

  4. La palabra de todos: 

    Al momento de tomar decisiones es bueno que todos hayan expresado su parecer, para que sepan que son escuchados y tenidos en cuenta. Además, la multiplicidad de miradas puede traer soluciones no pensadas hasta el momento.  

  5. Reglas, son reglas: 

    Éstas deben ser descriptas por el líder, pero aceptadas de buena voluntad por todo el equipo. En este sentido, está claro que se debe partir de un clima de respeto por gustos, preferencias, vestimenta y cultura de cada generación. 

A todo esto vale sumar el manejo del tiempo, pues cada generación tiene diferentes maneras de valorarlo: mientras a los X les cuesta abandonar la oficina, los millennials manejan sus horarios de un modo más flexible. Esto no hace que unos sean más productivos que otros, pero sí hay que aprender a dominar las agendas sin perjudicar a los compañeros o al servicio.  

Lograr crear equipos auténticos, con buena predisposición a aprender unos de otros será la oportunidad para que el potencial de todos sea cada día más grande.