Hay cambios que son prácticos: una jornada laboral más flexible, espacios abiertos, equipos actuando en forma remota. La pandemia transformó el mundo del trabajo, y se trata de una revolución que va mucho más allá de lo que vemos en el día a día, es una nueva manera de concebir el significado del empleo en la vida cotidiana.
Hoy el bienestar está en el centro de las aspiraciones de las personas, y en ese contexto el trabajo debe equilibrarse lo más posible con las motivaciones personales. Y este es el gran cambio que actualmente enfrentamos y al que las empresas deben rápidamente adaptarse si no quieren perder a los mejores talentos.
Más que nunca el nuevo mundo laboral se centra en escuchar a los empleados, en darles a ellos la mejor experiencia y en generarles motivaciones extras para que su tarea diaria esté alineada con sus aspiraciones, valores y deseos de brindarles impactos positivos a las comunidades.
El espacio como ayuda
Para que esto sea posible se necesitan generar espacios abiertos, que faciliten la socialización entre los equipos y sus integrantes. Incluso, que potencie el intercambio entre quienes estén trabajando desde la oficina y aquellos que estén en modo remoto.
La gran mayoría de los talentos ya anunciaron que prefieren no perder esa posibilidad que ganaron de estar en sus hogares trabajando, pero también quieren recuperar los encuentros con los compañeros, y en este escenario dinámico las empresas deben poder desarrollar sus estrategias.
¿Lo bueno de estos cambios? Si algo es impulsado por las modificaciones es un proceso de innovación, que es vital para que las compañías puedan entrar de lleno en la economía 4.0.
Cada paso que se dé debe estar centrado en los talentos, porque ellos son, más que nunca, el verdadero motor de la transformación laboral, pero también de las organizaciones.